Al viaje sólo le cabe un adjetivo y es “FENOMENAL". Tan Bello como agotador, pues nos sale una media de 5 horas de sueño al día para el Lillo y para mi, y algunas más para los demás (que dormían algo en el coche). Pero la fuerza que da la belleza del entorno compartida con unos buenos amigos mitigan cualquier tipo de cansancio. Empezábamos pronto las jornadas con la ilusión de ser los primeros en ver las maravillas francesas, y alargando las noches en compañía de una buena botella de vino.
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